Alva Piedras

18.10.23 - 30.11.23

ENCICLOPEDIA DE LAS PIEDRAS QUE ME INVITAN A DIBUJAR

Esta historia empieza en las playas de La Barceloneta. Un amanecer, paseando por la orilla, una piedra pequeña llamó mi atención. La recogí : era de un color beige, erosionada y porosa, y tenía una pequeña mancha de color teja que me recordó las pinturas rupestres. A mis ojos, se rastro rojizo y antiguo, tenía la forma de la cabeza de un burro. La dejé encima de la mesa. Hasta que un día la volví a mirarla y la piedra me invitó a continuar ese fragmento de dibujo a completarlo de alguna manera. Esa fue la primera piedra de las 489 que, hasta hoy, componen la enciclopedia de piedras-dibujo. Es la primera vez que un proyecto me enseña a no controlar lo que va a pasar. Yo voy a la playa, camino, escucho el romper de las olas, me envuelven los colores del amanecer, y a veces encuentro piedras y otras no. Es como un juego. A veces las piedras están boca abajo y por intuición las voy eligiendo, les doy la vuelta y ahí aparecen: trozos de caras, de sillas, de flores que son vestidos, o animales, lámparas y teteras… Nunca sé lo que va a aparecer.

Las piedras que recojo son restos de suelos hidráulicos fabricados hace 200 años en Barcelona. En los años setenta se pasaron de moda y los arrancaban del suelo y muchas veces los abocaban al mar. Sesenta años más tarde las olas los devuelven a la orilla. Pero ahora están erosionados, redondeados, pulidos, con restos de dibujos y colores que han resistido al vaivén de las mareas y al paso de los años.

Este proyecto me trae también de vuelta mi infancia. De niño jugaba en el descampado del Polvorín, allí donde la ciudad abocaba toda la runa : restos de baños, cocinas y suelos y ahora, con 55 años, vuelvo a jugar con esos escombros, tal como lo hacía entonces. 

A veces creemos que el tiempo va de atrás hacia delante, que nos alejamos del pasado, pero este proyecto me dice que estoy caminando en círculo, acercándome, con el pelo blanco, al lugar de mis primeros recuerdos. No hay porque asustarse. Volvemos ahí de done vinimos.